Philippe Starck
Philippe Starck (1949)
Mi padre era inventor, diseñaba aviones y la herencia que me dejó no fue una gran suma sino la idea de que una de las profesiones más bonitas es una profesión en la que se crea.
Famoso y prolífico, este arquitecto francés, considerado uno de los nombres más destacados del diseño contemporáneo y tan querido como odiado, Philippe Starck es conocido por sus cualidades como diseñador, su inteligencia y por ser un autodidacta erudito, un poeta creativo libre de conformismo pero con una profesionalidad extremadamente controlada. Ganador de importantes premios y, al mismo tiempo, fuente de eterna controversia (se le acusó de sacrificar la funcionalidad y la practicidad de los objetos en aras de la estética), comenzó muy joven a dedicarse al diseño, creando con el tiempo prácticamente de todo: muebles, barcos, motocicletas, ropa, baños, relojes, televisores, cepillos de dientes, botellas de agua mineral, vasos, maletas, exprimidores de cítricos y muchos otros.
Como arquitecto y diseñador de interiores, se hizo famoso en los años 80 cuando amuebló algunas de las salas del Palacio del Elíseo y por la reestructuración del Café Costes, pero también diseñó hoteles, tiendas, restaurantes, bares y palacios en todo el mundo: Nueva York, Tokio, Sídney, Moscú...